El comienzo de una trágica noche [Azrael]

El cielo se había oscurecido totalmente, estaba nublado, no se podía divisar las estrellas. La calles de Londres estaba repleta de luces por todas partes, había mucho movimiento, gente por doquier, estábamos en la fecha, en que los turistas amenazaban las calles más importantes de la ciudad.
Detrás de mi estaba el “London eye,” su luz azul destacaba al fondo del camino lleno de arboles.
- Hermoso paisaje ¿no crees?
- Sí, todo un espectáculo. – dijo ella amablemente

Me encontraba con una hermosa chica, tenía 27 años, trabaja en el parlamento como secretaria, la forma en que la conocí fue demasiado divertida.


El restaurante estaba tranquilo, tal y como me gustaba, todos disfrutando de la noche, algunos riendo, algunos encantado con el efecto del amor, etc.

- Con permiso, iré a buscar una copa de vino… - me levante con cuidado y camine hasta llegar a la barra, donde quería algo especial, algo que deleitara mi gusto.

De pronto, escucho el grito de una mujer, me gire rápidamente, un hombre se estaba ahogando, fruncí mi ceño, sentía que no podía hacer nada, me sentía inmóvil, solo mis ojos eran los espectadores de tal sufrimiento, el hombre se ahogaba, necesitaba que lo ayudaran de inmediato. Hasta que por fin, alguien pudo atinar hacer algo, practico el típico ejercicio de ayuda, pero nada, el hombre se colocaba morado, sus labios ya no eran los mismos, sus ojos ojos, y ese gemido tan débil saliendo por su boca.

El hombre finalmente había muerto a manos de Azrael, el Ángel de la muerte.
Mi rosto estaba serio, odiaba que interrumpieran una escena que había formado desde que mis pies tocaron el restaurante, ahora la gente estaba asustada, la acompañante del hombre hecho a llorar junto a su cuerpo, esperanzada de que algún médico pueda auxiliar a tal ser.
Mire a Azrael a los ojos, no me veía muy contento. Pero al momento en que recibí un dulce beso en mi mejilla, cerré mis ojos.
No podía hablar, detrás de mí estaba el barman, así que decidí salir del local y marcharme, ya no me importaba Charlotte, luego la llamaría para excusar mi huida.

- ¿a qué viene todo esto? ¿no podrías haberlo hecho en otro lado? – pregunte mientras caminaba hacia el parque más cercano. Mi rostro ya no mostraba enojo, mi tono estaba tranquilo, a veces, y muchas, olvidaba que un ángel tenia un propósito aquí en la tierra, un empleo que cumplir, y debía hacerlo cada vez que alguien la llamaba… Pero siendo yo… alguien aferrado a este tipo de gente, me es difícil y me cuesta entender que eso debía ser un trabajo.
Me quede en silencio por un momento, el parque al que había entrado estaba vacío, no había gente, estaba oscuro, pero lo suficiente como para ver por donde caminaba.

Mis brazos quedaron cruzados, me gire para ver a Azrael nuevamente. Suspire y decidí hablar.
- Debo entender eso… pero me cuesta… - me senté rendido en una banca que había a unos pasos de nosotros – no es algo que vea todos los días, además… mi trabajo no viene a esa área… ya sabes, algo tan oscuro y… amargo.

- Tal vez, el murió, no… usted. – ahora mis brazos estaba en el respaldo del la banca, me sentía un poco incomodo… pero eso pasa cuando me sacan de una manera tan brutal de mis aposentos, los míos propios, aquellos que construí, era… ¡una armonía!

Luego de unos segundos mire a Azrael a los ojos, que por cierto, eran demasiado atrayentes, hermosos, claros y bellos.

- Tendrás que hacer algo para remediar esto… - le dije en forma graciosa, debía tranquilizarme, seguir pensando que esto pasa todos los días.