Justo en el tiempo (libre)

Estaba perdiendo el tiempo en mi habitación, no estaba ni Araquiel ni Avadón cerca, asi como mi chiste privado llevaba meses sin aparecer, este lugar estaba en entera paz y eso me sacaba de mis casillas, despues de todo los habitante de este lugar eran siempre lo mismo y mis hermanos me habian prohibido divertirme un poco con aquellas que según ellos eran el amor de su vida, rodeaba los ojos cansada cada vez que se ponian con sus exageraciones sobre el amor, cansada me sali de donde estaba para vagar casi sin sentido por los pasillos hasta llegar a la fuente de, castillo, era majestuosa pero para mi solo era una cosa mas en este castillo de mentiras, con el tiempo me habia adaptado a la idea de quedarme en este lugar por la enternidad, no era exactamente lo que en verdad deseaba pero al menos no me habian encerrado en el inframundo como a... otros, la idea me aterraba casi tanto como la muerte, bufé ante mi pensamiento y me sente en la orilla de la fuente mirando al vacio, disfrutando de todo aquello que nos habian dado como bendición despues de nuestra rebeldia.

Debia admitir que este castigo era un tanto cruel, sobre todo para un ángel pero pudo haber sido mucho peor, a diferencia de muchos ángeles en este lugar e visto parte del infierno o al menos lo mas noble de eso y definitivamente no era algo que quisiera adoptar como mi hogar, aunque la vida tenia unos placeres que podia hacer perder lo poco de las cosas buenas que e hecho en este mundo, no escuche cuando alguien se acerco sin darme cuenta de lo que estaba haciendo mire a mi alrededor.

Llevaba toda la mañana aburrida en mi habitación, simplemente estudiaba leyes y más leyes. Desde que había llegado a aquella isla me sentía fuera de lugar, y sabía que lo estaba. Aquel sitio no estaba hecho para alguien como yo y no me gustaba soportar las miradas de todas aquellas criaturas en mi cogote.

Abrí la puerta de mi cuarto decidida a dar una vuelta por los jardines de aquel enorme edificio. Siempre que tenia ganas de evadirme me iba hacia la fuente que había por los árboles, allí nunca había nadie, y me quedaba leyendo o simplemente descansando.

Caminé lenta y semisonriendo. Cuando llegué a la fuente observé a una hermosa chica de cabellos dorados y mirada felina. La conocía, almenos sabía quien era eso sin dudarlo. Era hermana de Avadón...Parecia odiarnos a Belle y a mi. Me acerqué hasta la fuente con cuidado.

- Hola...-dije no muy segura de lo que acababa de decir o siquiera de si debería haber pasado de saludarla.

Alguien se acercaba, esperando que fuera un ángel o alguien mejor Gabriel voltee a ver quien era, pero ahi estaba Katherine no era que me desagradara, pero simplemente no era un dón mio el tratar bien a los humanos, sonrei un tanto tosco con su saludo y asenti con elegancia -Hola Kath, que gusto verte- comente tomando aire para no morderme al hacer algo tonto o que haga enojar a mi s hermanos, por lo que la invite a sentarse a mi lado para poder platicar con ella -creo que nuestro inicio no fue muy bueno que tal si inciamos de nuevo- mire su rostro modifichando mis rasgos, para parecer una persona bueno y dulce al tratar de hablar de ciertas cosas -me llamo Azrael, un placer-

Miré a la chica y sonreí aliviada cuando pareció intentar parecer amable. Sabía que Azrael no era precisamente agradable al tratar con humanos, pero intentaba llevarme tan bien como podia con ella.

- Me parece bien.-dije sonriendo.- Yo soy Katherine encantada.

Sonreí ampliamente ya que desde que habia conocido a aquella chica rubia habia querido llevarme bien con ella. Sus hermanos decían que no solía ser tan tosca, así que pensaba averiguarlo.

- ¿Hacias algo? -pregunté mientras me sentaba a su lado.