Saciando la curiosidad [LIBRE]

No sabía por que pero aque lugar siempre había conseguido llamar mi atención. Era un tanto tétrico por fuera, pero lo que yo me moría de ganas era de saber como era por dentro. Caminé tranquila intentando librarme de todos los que me encontré en mi camino, necesitaba saciar mi curiosidad.

Llegué a la puerta de aquel pequeño edificio de piedra. Podria parecer antiguo, pero lo cierto es que no tenia nada que ver. Intenté empujar la puerta pero estaba cerrada así que cogí carrerilla y me abalancé sobre aqulla madera y conseguí moverla un poco. Entrar después del golpe fue facil, aunque mi brazo se quedara dolorido a más no poder, quizá debía intentar no ser tan bruta.

Mis ojos se abrieron como platos cuando vi la inmensidad del interior de la capilla. Su crucifijo dorado era realmente precioso, claro que estando donde estaba no podia esperar menos. El aire era un poco viciado a humedad. Me senté en uno de los bancos que había por allí y me quedé observando el techo de aquella capilla. Era bonito, realmente bonito.

Después de hablar con Azazel, bueno, discutir sobre nuestras cosas había decidido salir a dar un paso, en realidad a despejar un poco mi mente, por el camino me encuentro con varias personas, muchas se inclinaban al verme pero yo pasaba de ellos, no estaba de humor, mientras recorro mi camino paso por delante de una capilla, suspiro y me acerco a la puerta que parece haber sido forzada, enarco una ceja y entro sin pensármelo dos veces, una vez dentro miro a mi alrededor quedándome en la puerta me cruzo de brazos y miro la cruz.
-Por lo visto en este sitio ya no te sigue nadie-digo con tranquilidad al lugar, era algo que solía hacer a veces, me metía en un sitio religioso o puro vacío y lo decía, era la única conversación que solía tener con mi antiguo señor, seguramente no me escuche pero...me gustaba decirlo, voy a decir algo más pero noto la presencia de alguien.
Clavo mi vista en la figura que se encuentra sentada en uno de los bancos y me llevo una mano a la cabeza negando lentamente, otro pobre cordero desviado, de verdad, seguir a tal zoquete, siempre rezando y diciendo "oh señor, cúbreme con tu sabiduría...blablabla".

Estaba tan ensimismada en mis propios pensamientos que no me di cuenta de que alguien había entrado en la capilla. Yo no rezaba, ahora creía un poco más en Dios...pero nunca había sido de rezar. No, eso nunca.

Me giré y mis ojos se clavaron en una hermosa chica que habia justo a la entrada de la capilla. Tenia el pelo larguísimo y dorado, sus ojos eran azules pero demostraban una frialdad que hizo que quisiera desviar mis ojos de ella.

- Perdona, no me di cuenta de que había alguien.-dije medio sonriendo.

Había algo en ella que hacia que me dieran ganas de salir corriendo. Me puse en pie y me dispuse a irme, no quería molestarla.

Sonrío ampliamente al escucharla, era tan...ignorante...bueno, vamos a jugar.
-Tranquila, en realidad acabo de llegar-le digo sonriente antes de acercarme a ella-¿Porqué te vas?¿estabas rezando no? no te tienes que ir, no por mi.
Me encojo de hombros, le resultaba imposible mirarme a los ojos, solía pasar, sobretodo entre los humanos, le tienen tanto miedo a la verdad que la evitan, pero...¿Porqué no enseñarle la verdad?
-¿Sueles venir mucho por aquí?-le pregunto para evitar que vaya, ah, se me olvidaba-por cierto, soy Lilith-la verdad esque muchas se llamaban así, no tiene porque identificarme, ni siquiera reconocerme.

Quizá Avadón había influido en mi manera de pensar pero no pude evitar sonreir irónicamente cuando aquella mujer dijo aquello. Lilith...su nombre me sonaba pero lo cierto es que estaba en una isla donde la mayoría eran ángeles. No se podia esperar nada normal.

- No, no rezaba. Si Dios quiere salvarme o cuidarme, lo hará por él mismo, yo no le suplicaré.-dije seria.- Rezar es para ocasiones en que no queda nada más.

Me extrañaba que no se hubiese dado cuenta de que una insignificante humana como yo estuviera por allí ya que ella seria un angel o algo así. Yo, había sido atacada dos veces por un demonio y mi "guardián" era Avadón...Ni yo ni Annabelle ni Emanuel éramos humanos normales.

- Es la primera vez.-dije amable.- Mi curiosidad pudo más.

-¿ Salvarte de qué?¿cuidarte para qué?¿esque tu sola no puedes?-le pregunto con tranquilidad-¿Porqué tienes que depender de otro?.
Le dedico una sonrisa amable, realidad era mi segundo nombre..., pensar que solo él te puede salvar es algo tonto, por Dios nunca mejor dicho, él ni siquiera se deja ver, siempre envía a sus ángeles.
¿Como te llamas niña?-le pregunto antes de empezar a recorrer el pasillo que lleva a la cruz, cuando estoy delante de ella la miro fijamente, una vez creí en tí, una vez...ahora creo en mí.

- No dependo de él...-dije seria.- Simplemente espero que almenos cuando le necesite venga. Además si crees en el demonio debes creer en Dios.

Yo confiaba en aquel ser, pero mi experiencia me habia hecho desconfiar. Avadón nunca me habia dicho nada...pero Caín me hubiese matado la segunda vez si él no hubiese estado allí, era afortunada de tenerle cerca.

- Soy Katherine.-dije amablemente con una pequeña sonrisa.

Si, la humana que se ha colado en la isla de los ángeles junto a sus otros dos amigos humanos. Nacidos el mismo dia y el mismo año...Muchas coincidencias y un destino poco usual. Mi inteligencia seguia dandole vueltas a todo.

No era un ángel, tampoco un caído, ni un demonio que en el fondo es algo igual por el estilo, pero...¿una humana en esta isla?, no, no creo, le devuelvo la sonrisa desde mi posición.
-¿Y esque él es el único que puede ayudarte? no lo entiendo-era verdad, no rezaba y creía en él-¿esque te ha ayudado alguna vez?
-Encantada Katherine-esta niña me hacía sentir curiosidad, extraño, ya que normalmente nada me importa.

Miré a la chica con cierto asombro. No era un angel negro, pero tampoco uno caido, seguramente era un demonio. Escuché su pregunta y sonreí levemente. Lo cierto es que yo confiaba en pocas personas: Avadón, Emanuel y Anabelle...los demás no eran de fiar. En cuanto a Dios, él no me ayudó cuando Caín.

- No, no me ha ayudado nunca.-dije mirandola.- Pero el tiene sus propias prioridades.

Sonreí levemente cuando me dijo sus ultimas dos palabras, aquella mujer no parecia como los demás habitantes de la isla ni las razas que alli me habia dedicado a estudiar.

- Vive en la isla? -dije curiosa.

¿Espera la ayuda de pichafloja?¿sin creer?, esto cada vez me huele peor, mi interés por ella aumente y me giro hacia ella y me paro al ver mi reflejo en uno de los espejos.
Una mujer alta y delgada, rubia, dejaba caer su pelo largo y liso en cascada sobre su espalda, su camiseta de tirantes blanca realzaba su esbelta figura y esos ojos...si, esa era yo, la reina de los demonios y mujer del mismísimo demonio. ¿Que pasaría si Katherina se enterase?¿saldría corriendo?, creo que no, solo tenía algo claro, iba a averiguar todo sobre ella, una humana aquí, algo aquí no me cuadra, salgo de mi ensimismamiento cuando veo que me he quedado mirando mi reflejo en el espejo.
-Sus prioridades son sus propias causas-le contesto sonriente y con tranquilidad-digamos que vivo y no vivo, me gusta mucho viajar, pero si, se podría decir que a partir de ahora si, voy a vivir aquí, que quieres que te diga, la belleza de este lugar me ha cautivado por completo-traducción: estoy de caza.
-¿Y tú?

La miré con cierta extrañeza cuando se contemplço a ella misma en el reflejo. Era tan vanidosa como los otros ángeles que había por allí. Rodé los ojos y después escuché lo que dijo pese a que lo último me sonó ciertamente falso.

- Yo llegué aqui después de algun intento de asesinato.-dije seria.- Creo que a alguien no le caigo muy bien.

Ni Avadón ni yo sabíamos por que el demonio Caín me habia intentado matar en dos ocasiones. No sabía cual habia sido mi pecado o mi delito pero lo cierto es que lo penssaba averiguar..

- Supongo que contrasto bastante con los ángeles.-dije sonriendo.

La miré confundida ante su afirmación.

-¿Por qué deberías caerme mal?-dije curiosa.- Nadie me protege, quizá el llegar a esta isla me puso más a salvo...

Caín me había atacado cuando tenía tan solo dos años...la primera vez, la segunda hacia un par o tres de años, no recordaba muy bien.

- Gracias, intento no llamar mucho la atención. a los ángeles no les suelo hacer mucha gracia.-dije rodando los ojos.

-Dices que te han intentado matar...los ángeles no matan a los humanos, los castiga y los envía al infierno...los humanos aquí no pintan mucho, menos tú que si que lo eres, los ángeles caídos están muy concentrados en el sexo o en cualquier contra cosa que pocas veces le importan los humanos y..por último los demonios, mis demonios serían incapaces de matar sin mi permiso y solo tienen orden de matar a ángeles si se ponen pesados...y...mi marido no te quiere matar porque..me hubiera enterado ya, por lo tanto solo me queda un demonio que ni me viene ni me va, Caín ¿me equivoco?¿él te quiere matar? y te debería caer mal porque si no me equivoco, soy la mujer de Azazel que tiene por mano derecha a Caín.
Le explico sin inmutarme, a lo largo de los siglos el psicoanalizar se había convertido en un don para mí.

Escuché con asombro todas y cadauna de las palabras de aquella extraña mujer. No sabía de donde había salido, hasta que dijo mi marido. Ella era la Lilith reina de los demonios? Mi cuerpo se quedó un poco rígido por el asombro. Clavé mis ojos azul muy claro en los suyos. Lo era, claro que lo era. Y conocía a Caín...

- Eso quiere decir que tú quieres matarme? -dije frunciendo el entrecejo.- Si es así me podrias explicar por qué?

No entendía nada. Avadón nunca me explicó nada y ahora andaba perdida totalmente, como ausente. No sabía porque aquella mujer me odiaba o porque uno de sus siervos me habia intentado matar en dos ocasiones.

Me río al escuchar sus palabras-si te hubiera querido matar ya lo hubiera hecho ¿no crees?, no te tengo porque explicar nada, sobretodo sino tengo ni idea.
Alargo mi brazo hacia su mejilla y la acaricio con una de mis manos le dedico una sonrisa cargada de cariño y a la vez de interés.
-Pero ten por seguro que si creo que Caín tiene razón...te descuartizaré antes de que te de tiempo a decir Dios ayúdame, así que ahora mismo lo único que te mantiene a salvo esque yo no sepa lo que ocurre. Pero si Caín no tiene razón...el perjudicado será él.
Aparto mi mano y le hago entender con mi mirada que hablo muy enserio, tanto como que le soy infiel a Azazel aunque él eso ya lo sabe.