Paseo nocturno (libre)

El día llegaba a su fin. El atardecer prácticamente había concluido y los rayos de sol se extinguían a lo lejos en el horizonte anunciando que la noche estaba a punto de comenzar.

Roxanne sonreía desde su ventana, impaciente por salir a la calle para disfrutar de su paseo nocturno, como cada noche. En su mano sostenía una copa de vino, pues le encantaba observar el ocaso y esa era su forma de celebrar que de nuevo la oscuridad había llegado.

Una vez hubo desaparecido por completo el sol, dejó la copa vacía sobre la mesa y se dirigió hacia el exterior del castillo a paso ligero para llegar cuanto antes a la playa.

Apenas tardó unos minutos en llegar. Le encantaba sentir cómo la brisa del mar revolvía sus cabellos y acariciaba sus hombros desnudos, ya que solía ponerse uno de sus vestidos negros cuya parte de arriba era un corsé.

Se quitó los zapatos para caminar más cómodamente por la arena y se dejó llevar por el murmullo del viento y el rumor de las olas. Casi sin darse cuenta, su paso ligero se había ralentizado notablemente, pues ahora ya no tenía ninguna prisa.

Como era de esperar, no había nadie en la playa, o al menos nadie a quien ella pudiera ver. Desvió un momento su mirada hacia la luna para observar su reflejo sobre el mar y comenzó a caminar por la orilla, dejando que de vez en cuando las olas mojaran sus pies descalzos.

En unos segundos, su mente se quedó en blanco. Las preocupaciones desaparecieron y los malos recuerdos se esfumaron. Y es que lo único que podía hacer que Roxanne se relajara, era caminar sobre la arena bajo la luz de la luna acompañada, solamente por el sonido del mar